
Me dijo mi hija:
"Hoy estás distraída
y no escuchás"
Yo te quise decir que la realidad es un verdugo tenaz de piel adentro,
de sangre incorregible,
de verdades violadas a mansalva.
Por eso no escuchaba tus palabras
hasta que la poesía, este mar que recorre mis orillas
y recoge aguas vivas
y me lava las rocas de innumerables desperdicios
arrojados por duendes en la arena,
me libere las manos y la rabia,
los ojos, las vigilias, las promesas...
Después podré escucharte,
cuando manche de voces y de gritos esta página en blanco,
cuando este Cristo de palabras salve al hombre
que llevo en las entrañas condenado,
cuando pueda decirle a un septiembre nuevo
que entra como un espía a nuestros patios,
que no soy una planta
y que no participo de esa alegría animal de la tierra
que espera con las piernas abiertas de sus árboles
que el milagro fecunde sus preguntas,
cuando pueda crear la oración del desencuentro y la esperanza
para que la recen los ídolos
que ya estan de regreso
de todos los paraísos profanados.
Ya estoy aquí Mi relativa sombra.
Todo este amor que soy si no estoy triste.
Ahora puedo escucharte, hija querida
Publicado por "La Prensa" Buenos Aires 1975
y lo reencontré en mi cajita de los recuerdos...
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